Blogia
pcctoros

Alta hospitalaria del torero valenciano Román

El torero valenciano Román ha recibido este jueves el alta hospitalaria y ya ha puesto rumbo a su residencia en Guadalajara tras permanecer cuatro noches ingresado en la Casa de la Salud de Valencia después de resultar herido en la primera corrida de toros de la Feria de Fallas. "A ver si puedo torear el lunes, yo aún no me he quitado esa idea de la cabeza", afirma el torero nada más descolgar el teléfono. "Yo lo voy a intentar, no sé si finalmente podré, pero al menos por mí que no quede", avanza en torno a su compromiso del próximo 19 de marzo. "Sigo con el brazo en cabestrillo, me han quitado ya el drenaje pero sigo con los puntos puestos. No sé exactamente cuántos son, pero quizá sean treinta o más. Si la herida sólo hubiese afectado a la piel no tendría dudas y torearía seguro, pero al tener partido en dos el músculo pectoral apenas puedo mover el brazo ni coger peso", admite resignado. "Sé que si toreo tengo que estar, como mínimo, al nivel del otro día. Si cuando llegue el momento pienso de verdad que puedo estarlo, torearé; apenas haya una mínima opción… lo haré, lo haré", advierte en contra del consejo de los médicos: "Ellos han sido tajantes y dicen que el brazo debe guardar reposo absoluto durante un mes. Me han alertado de los riesgos que puedo correr si fuerzo la máquina. De cara al día 19 volveré a Valencia, volverán a verme y ya veremos qué decisión tomo". Román ha tenido tiempo de analizar el percance: "Me tiré a matar recto, con toda la verdad posible, pero no a que me cogieran. Eso no lo busca ningún torero. Lo que ocurre es que hay momentos en los que no se pueden escapar los toros y ese era uno de ellos. Cuando te tiras así corres el riesgo de que te cojan, pero afortunadamente los toros no cogen siempre. Va a haber más veces en las que tenga que tirarme igual de recto, lo haré y, seguramente, no me cojan. Esta vez tuve mala suerte, pero el toreo es así. De todos modos, prefiero pasar por el hospital que estar arrepintiéndome de haber pinchado o de no haberme tirado a ley. Me reconforta saber que he hecho lo que toca". El valenciano tardó unos minutos en darse cuenta de que llevaba la cornada. Y de que, además, era seria: "Cuando el toro estaba buscando las tablas empecé a notar dolor en el hombro y, aunque sabía que no era un dolor normal, podía soportarlo. Luego, cuando me acerqué al callejón y me abrí la chaquetilla, tenía la camisa por dentro llena de sangre, un boquete y el músculo fuera, cortado como un filete. Ya en la vuelta al ruedo con la oreja ese dolor fue a más y, aunque cuando entré en la enfermería dije que quería salir a matar al sexto, enseguida me di cuenta de que tenían queoperarme y de que no iba a ser posible". Román estuvo hecho un tío, valiente y decidido desde que se abrió de capa: "De lo que más orgulloso me siento es de lograr que se vea mi evolución. Y eso que no pudo verse del todo porque, al hacer tanto viento, más que torear estás obligado a defenderte porque el control que tienes sobre los trastos es mucho menor. Creo que, poco a poco, voy convenciendo a la gente, al menos tengo la sensación de que todo el mundo está confiando cada vez más en mí. El otro día sentí en la plaza mucha expectación por verme y a mí, que me gustan los retos, me encantó esa sensación". Con una sola de las cuatro balas que tenía en la feria, Román ha sido capaz de apuntar, disparar y dar en la diana: "Salí a darlo todo. Quiero hacer eso cada tarde. Aunque tuviera firmada una segunda actuación, la del primer día para mí era la única. No quería pensar en la segunda sin que hubiese pasado la primera. Igual haré en Madrid, aunque tenga tres festejos me tomaré cada uno de ellos como si fuese el último. No hay que guardarse nunca nada. Buscaba un triunfo gordo, que me lanzara definitivamente; y aunque no ha sido ese zambombazo que perseguía, sí he dado un nuevo paso adelante", concluye.

0 comentarios