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Mejora el torero de plata Víctor Pérez tras su grave cogida sufrida en Francia

El subalterno Víctor Pérez se recupera satisfactoriamente de la cornada sufrida el pasado sábado, 28 de abril, en la localidad francesa de Saint Martin de Crau, cuando actuaba a las órdenes del matador de toros Marc Serrano. Según denuncia el propio torero de plata, ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital al que se dirigió esa misma noche se percataron de la gravedad que, en realidad, tenía la herida. "Me decían que se trataba únicamente de un puntazo, que no tenía mayor importancia, que podía continuar la lidia, que no hacía falta abrirme la herida y tampoco mandarme a ningún centro médico y que sólo iban a recetarme un antibiótico", relata todavía escalofriado el propio subalterno. "Aguanté en el ruedo todo el festejo entre la incredulidad de los compañeros y, tras desvestirme en el hotel, tenía la pierna llena de sangre, por lo que me fui directo al Hospital de Nimes, donde, tras una espera de tres horas, no llegaron a atenderme y opté por pedirles el antibiótico que me habían recetado en la enfermería y regresar a España", expone. Antes, convencido de que el percance era más serio de lo que le habían dicho en tierras galas, Víctor Pérez se había puesto en contacto con el Dr. Enrique Crespo, quien, tras escuchar su relato, le pidió que viajara de urgencia hasta Madrid para ponerse en sus manos. Cuando Pérez, transcurridas veintiocho horas desde la cogida y tras recorrer 1.200 kilómetros de coche, por fin se sometió a la exploración de Crespo, el doctor, a la vista del aspecto que ofrecía la pierna, decidió operar de urgencia. "Me intervino durante una hora y media, encontró dos trayectorias y halló incluso un trozo de tela de vestido en el interior de la herida, además de carne ya podrida que había que eliminar", explica dolido física y anímicamente. "Me dijo que no entendía cómo había sido capaz de aguantar más de un día con una cornada de esa envergadura y aún le resultó más llamativo que no la hubieran detectado en Francia", agrega; y admite con tanta humildad como firmeza: "Contando todo esto no quiero colgarme ninguna medalla. Sólo quiero que se tomen las medidas que sean necesarias para que no vuelva a ocurrir nunca algo similar. Aquí podemos morir de verdad, está más que demostrado, y no podemos estar en manos de gente como la que me atendió en Saint Martin de Crau. Ese médico no es la primera vez que comete una negligencia con un torero. Compañeros como Marc Serrano y Julien Lescarret han vivido episodios muy parecidos al mío", alerta. El parte médico emitido por el Dr. Crespo, expone que Pérez sufrió una "cornada de veinticinco centímetros en el muslo derecho, ascendente, que para el trocante y llega hasta la cápsula anterior de la cadera; y otra trayectoria descendente de quince centímetros, que produce un hematoma sin llegar a romper la piel". El torero quiere agradecer públicamente el trato recibido "tanto por parte de todos los compañeros de mi cuadrilla, especialmente de Óscar Rodrigo, el mozo de espadas, que no se separó de mí ni un segundo, como del doctor Enrique Crespo, a quien nunca podré agradecerle lo suficiente todo lo que ha hecho por mí".

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