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Andrés Roca Rey indulta un novillo de Ernesto Gutiérrez Arango en el festival nocturno de Manizales (Colombia)

Anoche se vivió el tradicional festival nocturno en la plaza de toros de Manizales (Colombia). Un festival que siempre emociona ver la plaza de toros a oscuras pero la luz de las velas iluminando los tendidos y ver a la Virgen de la Macarena desfilar en procesión ante un ambientazo tremendo. El primero de la noche fue un novillo soso al que El Juli poco pudo hacer, silencio, su balance. Emilio de Justo, exigido por un bravo cuatreño le respondió con altura, mató de una estocad recibiendo y le dieron una oreja. José Arcila, cuajó una gran y exquisita faena que inflamó al paisanaje pero la desairó con una bajonazo. Dio vuelta al ruedo. Juan Ortega, con un manso bronco solo pudo esbozar una sublime verónica. Pasó trabajos con la espada  recibiendo dos avisos. David Martínez, ganoso y por momentos brillante pinchó dos veces y recibió dos avisos.  La noche que transcurría sin grandes acontecimientos, reventó cuando al saltar el sexto Roca Rey lo recibió con cinco verónicas, dos chicuelinas y una larga extralarga pinturerísima. Luego quitó por gaoneras y fregolina, y tras brindar al público se hincó de rodillas y se pasó los pitones en tres cambiados por la espalda y tres por el pecho enhebrados con una tanda derecha exquisita. Lo que siguió fue todo lo que se pueda imaginar hacer bien a un animal que no paraba de embestir con bravura. Clavado en los medios, temple y mando en línea, en redondo y en círculo, al derecho y al revés, arriba y abajo, a izquierda y derecha… largamente. La locura, el pasodoble excepcional, el indulto, y el llevar el perdonado hasta la puerta de toriles con ligados cambios de mano sin espada. ¡Torero! ¡Torero! a coro y la vuelta, un órdago. Parecía imposible salir y sobreponerse a eso. Pero el Pequeño Marco Pérez no solo es un niño torero, es un niño figura del toreo. Piensa como tal, se porta como tal, camina como tal y torea como tal. Nada de timideces ni reverencias. Se paró junto al burladero, (atrás no se le veía) y con ademán soberbio pidió la torilero abrir la puerta de los sustos. Apareció un eral bravísimo y lo que pasó de allí en adelante fue un crescendo emocional semejante al que había provocado la lidia de Roca, pero en miniatura. El lomo del Gutiérrez le pasaba por el cuello y él como si nada, pa´llá y pa´cá, imponiendo su personalidad, en toda la plaza y desbordándola. La gente parecía no creer lo que estaba viendo ¡Tan pequeño! ¡Tan sabio! ¡Tan valiente! ¡Tan torero! y dele ovaciones y dele música, incluso tras el desarme, cuando le tocaron el pasodoble de marras. Despreció la petición de indulto, igualó en los medios, puso una estocada total pero caída que bastó de arriba cayeron las dos orejas un diluvio de prendas en la vuelta loca. César Rincón, a quien había brindado, salió y se lo echó a los hombros y así salieron en apoteosis, acompañados por los demás alternantes.

Manizales (Colombia), viernes 7 de enero de 2022. Festival nocturno en honor de la virgen Esperanza Macarena y a beneficio del Hospital Infantil Rafael Henao Toro. Astados de Ernesto Gutiérrez, el sexto llamado Cuentero, número 400, negro de capa, nacido en 09/2018 y de 406 bravo, fue indultado. El Juli, palmas; Emilio de Justo, oreja; José Arcila, vuelta al ruedo tras fuerte petición; Juan Ortega, silencio tras dos avisos; David Martínez, silencio tras aviso; Roca Rey, dos orejas simbólicas; el becerrista Marco Pérez, dos orejas.

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