Blogia
pcctoros

Grandes faenas que recuerdo de la feria taurina de Málaga por años de abonado, temporada 2009

Grandes faenas que recuerdo de la feria taurina de Málaga por años de abonado, temporada 2009


José Tomás.

Como ya dije al finalizar mi artículo, en el año taurino 2009, fue el año más triste de mi vida, y es perder a la persona que gracias a él me hizo abonado y acompañarme a ver los toros a los bares, ir siempre a la plaza de toros de Benalmádena cada domingo y siempre le encantaba estar conmigo, y esto va dedicado a mi tío Manolo donde gracias a ti, pude ver muchas cosas. Aunque pudimos disfrutar juntos en abril de dos corridas de toros que había programadas donde vimos la Corrida Picassiana en su primera edición donde estuvieron presentes los diestros Manuel Díaz "El Cordobés", Francisco Rivera Ordóñez y Sebastián Castella con un encierro de Albarreal, irrisorio pero destacó con calidad el sexto toro, un encastado toro donde Castella hizo de todo. Una faena fantástica de principio a fin donde el torero de Beziers enamoraba a la Malagueta por su firmeza, luego en la suerte suprema, la afición estaba haciendo apuestas si cortaría o no las dos orejas. Y al final fue así, el torero francés no falló, estocada perfecta y en lo alto puso en sus manos las dos orejas por su parte, Manuel Díaz "El Cordobés" y Rivera Ordóñez no tuvieron suerte ante los toros que le tocaron en suerte. Al día siguiente, el domingo 12 de abril, la corrida más esperada, volvía José Tomás por segundo año consecutivo al Domingo de Resurrección y cartel de tronio. Javier Conde, José Tomás y Perera ante toros de Cuvlllo. Tarde de viento fuerte y frío con la Malagueta llena hasta la bandera, cartel de No hay billetes en las taquillas, donde estaban famosos de la talla de Diego El Cigala, el ganadero de la corrida Álvaro Núñez Benjumea que le pregunté como venía su corrida y era armónica y pareja de hechuras. Y fue un ambientazo lo que había en las cercanías de la plaza donde los aficionados acudían a la reventa para comprar una entrada. Una tarde de viento fuerte y como ya he dicho, mucho frío en una tarde de valientes. Discreta la actuación de Conde ante sus antagonistas pero el pique fue protagonizado por José Tomás y Perera. En el segundo toro de la tarde, donde hubo emociones con los quites realizados por ambos toreros. En el quite que realizó José Tomás en su primer toro, fue escalofriante, luego en una de las gaoneras, el Cuvillo se coló y prendió sin consecuencias al torero madrileño y luego se desquitó y terminó el quite. Luego Perera le replicó en un quite por orteguinas, y al intentar rematar el quite, el Cuvillo cazó el gemelo de la pierna izquierda 12 centímetros. Los dos toreros mantuvieron una tarde impresionante cortando cada torero dos orejas dando ambos una tarde para el recuerdo. Luego llegaría el mes de julio con la renovación de abonos, donde mi tío Manolo se puso ya enfermo y fue ingresado en el Clínico de Málaga, y perdí varios domingos sin ir a Benalmádena y estar pendiente de las noticias del estado de salud, luego recibiría el alta hospitalaria en la última semana pero luego comenzó a empeorar, ya se quedó muy débil de salud y lo ingresaron en la UCI. Y solamente pude acudir al cuarto certamen internacional de escuelas taurinas La Malagueta con mi hermana Mónica desde el lunes 10 al jueves 13 de agosto, un certamen apasionante donde ganó Alberto López Simón, un torero madrileño de Barajas, que impactó en Málaga por su toreo tanto en la semifinal como en la gran final. La final se la llevaría Alberto donde se le vio un toreo estilo César Jiménez con inicios de faenas de muleta de rodillas que deleitaron a la afición malagueña. Los días 14, 15 y 16 de agosto como ya dije en su momento, falté a esas corridas para estar pendiente de las noticias que traía mi padre del Clínico por el estado de salud de mi tío, en el festejo que abrió feria, la novillada picada del viernes 14 de agosto, que me quedé en casa, y seguirla por la radio, la novillada que trajeron del maestro Macandro, resultó deslucida y mansa según las crónicas de aquella novillada.  Pablo Belando, el murciano, le tocó en suerte un mano en primer lugar y luego otro novillo gordo y manso, dejó buenas formas con ambas telas pero mal manejo de la espada. Por su parte, Saúl Jiméne z Fortes, demostró ante sus paisanos que se le ve preparado, según dijeron las crónicas de la novillada, se le demostró un talante de torero serio y reposado. Es bueno, pero a quienes empiezan también hay que pedirles más fibra, o por lo menos que sepan vender mejor lo que hacen. Y lo que hace este Saúl es bueno, tanto con el capote como con la muleta. En dos faenas sin gran relieve, hubo pases sueltos de bello estilo, aunque por esa intención de hacerlo todo muy despacio se olvidó de correr la mano y sufrió muchos enganchones y desarmes. En su haber unas preciosas gaoneras, por cierto poco celebradas. Y todo porque este novillero no recibió mucho calor de sus paisanos del tendido. Y el que cerró cartel fue el vencedor del concurso de las novilladas del año anterior, le vieron los aficionados verde, donde tuvo dos mansos. El sexto fue el novillo bueno de la tarde. La primera tanda con la diestra, la mano baja y el gesto altivo, fue de calidad. Luego, un desarme y toreo de menor entidad. Echó afuera al novillo con la izquierda, fue nuevamente desarmado y se quedó la sensación de un novillo no aprovechado. En ambos de mostró como un pésimo matador, suerte que parece que no practica mucho. Se quedó siempre en la cara y a punto estuvo de sufrir un percance en el sexto. En fin, una novillada de mínimos contenidos. Al día siguiente se vivió el suceso que marcaría mi vida, a las 13:50 de la tarde, llaman a mi casa, mi padre para decirme que su hermano, mi tío Manolo Cárdenas Hons, había muerto. Una noticia que me dejó sin mi mejor acompañante taurino y rompí a llorar durante toda la jornada de ese sábado 15 de agosto, el día más taurino del calendario, donde se celebraban una cantidad de festejos por toda España y Francia. Ese día en Málaga se celebraba la primera corrida de toros del ciclo malagueño, con un encierro deslucido de Los Recitales que se remendó con toros de Julio de la Puerta, que salió mansa y descastada donde ninguno de los actuantes cortaron orejas que eran El Cid, Perera y Daniel Luque. En el segundo de la tarde, Perera, recibió un derrote seco que le destrozó la taleguilla y luego ponerse unos vaqueros. Al día siguiente, el domingo 16 de agosto, era el entierro de mi tío Manolo y en Málaga se celebraba la corrida del arte del rejoneo donde las reses sevillanas de José Benítez Cubero y María Pallarés fueron de buen juego. Sergio Galán fue el triunfador de la corrida cortando sendas orejas que no le dejaron salir a hombros por la Puerta Grande Manolo Segura, ya que Málaga como es plaza de toros de primera categoría, para salir a hombros, debe cortar dos orejas en un mismo toro. Estuvo correcto Galán con su lote, Por su parte, Diego Ventura vio como uno de sus caballos, Muleta, fue cogido por el toro y recibió una cornada superficial de 40 centímetros en una nalga y el rejoneador de una contusión en zona de articulación metatarso falángica y cabeza del primer metatarsiano del del pie derecho. Luego, el que salió desbocado fue Ventura con Nazarí y con Morante, que fue el que se encargó de pegar los bocados. Por su parte, Leonardo Hernández tuvo una buena actuación. Y por eso de que si no se mata rápido no hay premio se fue de vacío Leonardo Hernández, el que realmente hizo el mejor toreo a caballo de la tarde. Salvo ese lunar, el joven rejoneador se perfiló como una alternativa de futuro, con caballos importantes como Verdi, que se lució en su primero para clavar al quiebro, citando de frente y llegándole a la cara del astado. La elegancia en la doma fue una de sus grandes virtudes. En el que cerraba plaza solventó la mansedumbre del animal con Quieto. Nuevamente al quiebro, ejecutó a la salida de los embroques hasta tres piruetas en la misma cara. De este modo, quedó patente que para dar guerra en el escalafón no es preciso dar bocados. Ni los caballos ni el rejoneador. Esa misma noche, mientras mis padres descansaban tras el entierro de mi tío, mi hermana y yo cenamos y en el Carrusel Taurino de Canal Sur Radio, mi amigo Manolo Rosa, me hizo un precioso homenaje a la memoria de mi tío, y mi hermana y yo rompimos a llorar. Y al día siguiente, se lo puse a mis padres el homenaje que nos hicieron, y mi padre rompió a llorar también como una magdalena. Ya pude ir a la feria taurina el lunes 17 de agosto, a la cuarta corrida del ciclo agosteño con mi hermana y mi cuñado, donde presenciamos la corrida de la Casa Capea, muy interesante pero dejó una faena del maestro Manzanares hijo en la que dejó buenas series. El alicantino José María Manzanares fue el que abrió el palmarés de trofeos en el ciclo agosteño. Fue en el segundo de su lote, con el que se fue pronto a los medios para torearlo firme en redondo. Allí se atisbó ya el empaque natural de este torero. Así, el conjunto de la faena se instrumentó por el pitón derecho, siempre enfibrado y con un trasfondo de emoción y estética. Sólo le faltó el temple, que no es poco. En la retina, no obstante, quedan derechazos de calidad y diferentes detalles como un excelente cambio de manos. Se tiró a matar con decisión y precisó de un descabello, por lo que sonó un aviso. En su primero, en el que saludó el malagueño Juan José Trujillo al parear (el conjunto de su cuadrilla brilló a gran nivel toda la tarde), quiso ponerse bonito con el capote; mientras que con la franela no pudo superar las adversidades de un animal rajado. Algún natural medio interesante y un buen cambio de manos es lo que se puede destacar de un conjunto sin gran trascendencia, con poco ajuste y mucho pico. Por su parte, hubo otro toro manejable de El Capea fue el primero del lote de Cayetano, saltado al ruedo tras correrse turno por la devolución por inválido del titular. Mucho mérito tuvo en verle unas virtudes que, a priori, pocos le vimos en los primeros tercios. Decidido se marchó a los medios para brindar al respetable. Le había visto algo, y después comprobamos que era la nobleza por el pitón derecho. Por ahí le plantó el engaño, y el burel lo siguió repetidamente. Así, llegaron pases de mano baja, alguno despegadito, en un trasteo que fue a más con muletazos largos rematados atrás. Las trincherillas finales levantaron el bajón sufrido al probarlo con la zurda y todo lo tenía en la mano para tocar pelo. Pudo ser él el primero en pasear triunfante el anillo de La Malagueta, pero mató mal de tres pinchazos y una estocada trasera y este privilegio se lo quitó Manzanares. Por su parte, en el que cerraba plaza, también se percató de la fragilidad del toro, por lo que inició la faena por alto. Pero esta vez no le salió bien la jugada y a las primeras de cambio se echó. Eran las 21.45 horas y el público ya estaba deseando irse, por lo que se le agradeció la brevedad. Sin opción. El que no tuvo toro para mostrar su excelente momento (justo lo contrario que sus compañeros, que ojalá remonten sus temporadas a partir de este festejo) fue Sebastián Castella. Poco le duró el primero, aunque le dio tiempo para ligarlo en redondo siempre a media altura, y ya en su tramo final acortó las distancias con dos circulares invertidos. Sin embargo, la paupérrima presentación del animal, abrochadito de cuerna, restaba la más mínima emoción y sensación de peligro. En el otro, también descastado, quiso que se le viniera de lejos, pero no fue. Así, fue él quien tuvo que irse al tercio para pasárselo en hasta dos ocasiones cambiado por la espalda. No había toro, y no tenía sentido prolongarse como lo hizo. Por su parte, Castella sin suerte. Al día siguiente en función televisada por Canal Sur TV, me llevé el libro de Toros para Todos porque estaban todos los del equipo. Me lo firmaron el maestro Francisco Ruiz Miguel, Sonia Gil, Enrique Romero, Eduardo Montes, Alfonso Vallejo y Valentín Frontela. La corrida que presencié era de las denominadas del arte donde actuaban Julio Aparicio, Javier Conde y Morante de la Puebla, que reaparecía en Málaga tras la cogida grave que había sufrido el 7 de agosto en el Puerto de Santa María, de aquella tarde recuerdo la mágica muleta y el capote de Morante ante sus dos toros donde la plaza quedaba paralizada y flipada cuando veían a Morante lancear suave con el capote. Morante se quedó con las ganas en el primero de su lote. Fue ese tipo de toro manso y descastado que embiste con al cara y que no vale para nada. Morante, que había dibujado dos verónicas excelentes, no pudo hacer nada más. El de Juan Pedro era la miseria personificada. Mató el sexto Fue un toro simplemente noble. Este año, Juan Pedro le pondrá un monumento a Morante por la forma de torear a reses de su ganadería. También en La Malagueta sacó una faena enorme de un toro noble y justo de todo. Se fue a los medios y allí fue desgranando un recital de muletazos geniales con la cumbre de varias tandas de naturales perfectos, engarzados aunque sin ligarlos, mimando las arrancadas, llevándolas hasta el final con el gusto y la delicadeza propios de un artista único. Morante había vuelto después de la cornada y lo hacía tan valiente como siempre y con su marchamo de arte en plena forma. Ya al final de las tandas de naturales, un kikirikí y uno de la firma fueron la guinda definitiva de una faena exquisita. Mató de media, el toro se echó, el puntillero lo levantó y la agonía del animal fue larga, hasta el punto de que sonaron dos avisos, de los que alguno se podía haber ahorrado el palco. No importó, esos naturales de gloria merecieron el premio. Javier Conde se enfrentó en primer lugar a un toro mansito pero con movilidad. Se iba suelto a los engaños y los tomaba con codicia. Era preciso mandarlo. Conde estuvo decidido, planteó la faena sobre todo por la derecha con algunas tandas de buen corte, menos que por el izquierdo, donde los enganchones se sucedieron. Se lesionó en una pierna con el estoque y se fue a la enfermería. Conde salió para matar el sexto. Fue otro astado con movilidad. Se le arrancó cuando brindaba al público y Javier enjaretó varios naturales emotivos. La primera tanda con la diestra resultó enganchada. Se empeñó en torear más con la derecha con muletazos incompletos, es decir, rectificando la posición antes de finalizarlos. Cuando cogió la izquierda, quizás era tarde. El toro era muy bueno, tal vez digno de una faena más completa. Hubo detalles, cierto, pero todo supo a poco. Una tanda final con la izquierda fue lo mejor. Con este toro Juan Pedro se reivindica en parte. Julio Aparicio pasó por Málaga y casi nadie pudo verlo. El primero era inválido y duró un suspiro. Dos derechazos y dos naturales, de cierta calidad, compusieron la faena del torero sevillano. Poca cosa. El cuarto parecía lesionado, era muy manso y no tenía casta. Se metió en las tablas y allí llegó a echarse. Poco se le puede recriminar a Aparicio. El público se enfadó con el palco. El toro había sido protestado en los primeros tercios y muchos pensaban que no debió lidiarse. El escándalo fue monumental. Al final, lo de Juan Pedro medio se salvó y nos quedó el arte inmenso de Morante y un Conde más decidido que nunca. Al día siguiente, mis padres ya venían conmigo a la corrida, tras vivir cuatro días de luto por el fallecimiento de mi tío, y nos acompañaba en esa corrida mi tía Mariloli que venía a ver a Fandi. Aquella tarde en el cartel había un cambio, donde Manuel Díaz "El Cordobés" estaba recuperándose de una cornada que había sufrido el 15 de agosto en Gijón (Asturias) y su puesto fue ocupado por El Capea, donde el torero salmantino, volvió a marcharse de Málaga sin trofeos. Por su parte Rivera Ordóñez, corecto con las banderillas, vio como el toro que abrió plaza se lastimaba una pezuña nada comenzar faena y tuvo el madrileño que irse a por la espada pese a la nobleza y buenas cosas que apuntaba el de Marqués de Domecq. Con el segundo del lote, no se comprometió ni se confió el torero. El mejor lote de la corrida se lo llevó Fandi donde cortó una oreja de peso, pese a recibir a cambio un varetazo en un brazo. El Fandi sorteó un primer toro con dificultades al que banderilleó espectacular y con insultante suficiencia pese a los problemas del astado, para luego con la muleta apostar en una faena decidida donde expuso el torero pese a no peoder lograr la brillantez que el toro negaba por su desclasada condición. Repitió en el quinto idénticas dosis de entrega, poniendo hasta cuatro pares de banderillas. Con la muleta lo intentó y cumplió con un toro orientado. Al día siguiente, en el cartel hubo otra modificación, y fue la sustitución de El Fundi, que no pudo comparecer por la cogida sufrida ese mismo 15 de agosto en San Sebastián, su puesto lo ocupó Manolo Sánchez. Cerrando terna José Tomás y el debutante Luis Bolívar, que se enfrentarían a una corrida de El Pilar. La tarde comenzó con un trofeo para José Tomás y ovación para Manolo Sánchez. Pero el drama se vivió en el tercer toro de la tarde, durante el primer tercio, cuando trataba de parar al toro, el torero de plata colombiano Gustavo Adolfo García "El Jeringa" fue prendido por el toro, sufriendo una cornada menos grave en la región del triángulo de Scarpa izquierda de ocho centímetros de longitud con dos trayectorias; una hacia arriba y afuera y otra hacia fuera y atrás  con sección de tejido celular subcutáneo, aponeurosis y fibras del abductor y recto anterior, contoneando y descubriendo el paquete vascular, arteria y vena femoral. Herida contusa doble en el saco escrotal izquierdo con evisceración de testículo. Pronóstico menos grave. Fue el parte del doctor Juan Pedro de Luna. Pero el percance grave la sufrió el debutante Luis Bolívar en la faena de muleta, en un pase con la izquierda, el toro de El Pilar cazaba el gemelo derecho de Bolívar de forma certera y seca, saliendo del trance con la pierna sangrando a borbotones. Juan Pedro de Luna, dijo luego en su parte facultativo que había sufrido una cornada en la cara anterior externa de la pierna derecha a nivel del tercio medio que afecta piel, tejido celular subcutáneo, músculos tibiales y gemelo interno con dos trayectoria: una transversal de veinte centímetros que diseca la cara posterior de la tibia y el paquete vásculo nervioso profundo produciendo desgarros de las venas y arterias que ocasiona un sangrado profuso que se hemostasia previa identificación de los puntos sangrantes y otra trayectoria hacia arriba de 35 centímetros que contornea la meseta tibial. Pronóstico grave. Dado los destrozos que provocó el pitón del toro del Pilar. Luego la tarde se la llevaría José Tomás cortando tres orejas, dando una gran tarde de toros y no quiso salir a hombros por respeto a su compañero herido. Al día siguiente el viernes 21 de agosto, hubo doble jornada taurina, tarde y noche. Por la tarde tuvimos una corrida mixta descafeinada y sin casta de Samuel Flores donde se estrellaron Ponce y Tejela. Por su parte, el rejoneador Pablo Hermoso lidio con solvencia toros de la casa Capea en la que el rejoneador estellés cortó el único trofeo de esa corrida. Luego tras terminar la corrida de la tarde, salimos de la plaza para cenar y reponer fuerzas para la nocturna que comenzaba a las 22:30 de la noche. Una corrida de Jaralta donde hacían el paseíllo los malagueños Mari Paz Vega y Joselito Ortega y el sevillano Antonio Barrera. Una nocturna donde se vivió de nuevo un toro vivo a los corrales por tres avisos, eso le sucedió a Joselito Ortega, en su segundo toro, ya que Ortega, es un torero que toreaba muy poco y vivió aquella noche la cruz del toreo, antes había paseado una oreja de su primero. Por su parte, la directora de lidia, Mari Paz Vega, estuvo bien con el capote en su primero y el toro fue malo y la malagueña se estiró en derechazos estimables que no tuvieron mucha ligazón. Mucha voluntad siempre y por encima de las condiciones del animal. El cuarto, de Núñez, le arruinó la noche. Era muy manso y se echó varias veces, como si estuviera enfermo, durante el intento de faena. Noche muy digna para la torera.Antonio Barrera le dio muchos pases al segundo pero no acertó a templar sus embestidas. Estuvo afanoso y valentón, aunque casi siempre embarullado y con excesivos enganchones. Una estocada de rápidos efectos dio paso a una oreja sin historia. Con el quinto, toro de menos presencia, parado y reservón, volvió a estar insistente y porfión con algunas tandas más entonadas, sobre todo una al natural, aunque de nuevo se embarulló más de lo debido. Al día siguiente doble jornada taurina de nuevo, jornada taurina de tarde y noche, en la sesión vespertina, vivimos una gran tarde de toros por el maestro Ponce que se quería desquitar del fiasco del día anterior con los toros de Samuel Flores, y al final abriría una Puerta Grande Manolo Segura donde el torero de Valencia, demostró que es un ídolo en Málaga. Cortó tres orejas y abandonó el coso a hombros. Y dentro de la nobleza de la corrida, José María Manzanares se llevó el lote menos propicio. El primero no es que le pusiera en dificultades, ni mucho menos, sino que precisamente estaba sobrado de bondad y carente de toda casta. Lo que se dice una hermanita de la caridad. Soso como él solo, pasaba andando tras el trapo que le presentaba el alicantino. Pulcra y correcta, su labor no tuvo reconocimiento porque daba la sensación de que su toreo era de salón tanto en redondo como al natura. Tan sencillo como que sin toro no hay Fiesta. Y llegó el último de la tarde. Tarde, muy tarde, y con la afición a la que aún le quedaba otra corrida. En este caso se trató del más deslucido, junto al quinto, de todo el encierro. El burel no quería coger la muleta, y por el pitón derecho se le volvía antes de terminar de pasar. Tampoco era animal para alardes ni arrimones. Era para lo que hizo Manzanares: justificarse y tirarse a matar como un ciclón. Como lo ha hecho en toda la Feria. Fallón a espadas. El malagueño Salvador Vega tiene desde este año como apoderado al hijo de Juan Ruiz Palomares, el mentor de Ponce. No es raro pues que el de Manilva tenga con el valenciano acceso directo. Sin duda, no es mal ejemplo a seguir. De hecho, ayer en el primero de su lote pareció seguir las líneas maestras dictadas anteriormente, pero falló en la hora de la verdad. Acartelado en una de las tardes importantes del ciclo, Vega dejó claro durante la tarde que no quiere que sus paisanos se olviden de él. Reivindicó sus deseos por ser figura del toreo con dos quites, uno por gaoneras y otro por chicuelinas a los toros de Ponce. Con el primero de los suyos también pudo mostrarse con el capote con verónicas a pies juntos, y con la muleta supo dejarle puesto el engaño para tirar de un astado igual de noble que de soso. Así, el torero tenía que poner todo lo que le faltaba, y lo consiguió sobre todo por naturales. Bien colocado, mantuvo un nivel excelente durante toda su actuación, llegando a exprimir sus posibilidades. Luego como hicimos el día anterior, tuvimos un descanso para cenar, y luego se anunciaba por megafonía que la corrida de toros nocturna comenzaría a las 23:15 de la noche y hubo otra modificación en el cartel, y resultó que Perera por una cogida sufrida en Ciudad Real, no pudo hacer su segunda comparecencia en Málaga y sus puestos fueron ocupados por Morante de la Puebla y Alejandro Talavante. El único que quedó del cartel era el francés Castella que a la vez fue el triunfador de la nocturna al cortar sendas orejas. El torero de Beziers, anduvo tremendamente decidido en el primero de su lote (el toro más protestado de la Feria en cuanto a presencia). Tras pasárselo dos veces cambiado por la espalda desarrolló una faena fundamentada en la diestra y con su pertinente arrimón ante el toro ya muy quebrado. Tras un pinchazo y estocada, el público solicitó dos orejas, pero el presidente Dell´Olmo impuso el criterio y sólo concedió una. El quinto fue un toro sosete, pero con más presencia. En este caso, al acortar distancias se ganó en emoción y los circulares invertidos, las ajustadas manoletinas y el estocazo final determinaron que se le concediera una oreja con mucha fuerza que paseó en dos vueltas al ruedo con el público entregado. Disposición Muy dispuesto estuvo toda la noche Morante de la Puebla, por encima de las posibilidades de los astados que le correspondieron. En una actitud más profesional que artista, sólo pudo dejar detallitos aislados de su toreo. Por su parte, Alejandro Talavante se encontró en primer lugar a un astado que se rajó a las primeras de cambio, nada más verse podido en una tanda en redondo. Luego se metió en tablas y por allí no pasaba. El que cerraba plaza fue un toro áspero y con un punto violento en el que intentó, sin éxito, brillar con la zurda. Y cerramos el resumen del año taurino 2009, con la última corrida del ciclo malagueño donde se despedía de Málaga el maestro Esplá donde compartió cartel con Javier Conde y Cayetano Rivera ante toros de Román Sorando y dos toros que remendaron aquella corrida de Algarra. Javier Conde tuvo una buena actuación en su segundo toro, un buen colaborador, al que recibió de capote con elegancia a la verónica, rematando con la media. Luego, ya con la muleta, tras brindar a María Ortiz, se metió al respetable en el bolsillo con una primera tanda en la que respondió a la boyantía del animal. Le dio su sitio y el astado se desplazaba largo, viviéndose una faena algo irregular. Digamos que por instantes creímos que íbamos a ver una faena mágica de Conde, y no fue así. Eso sí, nadie podrá dudar de su predisposición y entrega ante un toro serio y exigente. Cortó una oreja.

Antes, con el primero de su lote, desarrolló una faena despegadita ante un toro rajado que terminó en las tablas y que no quería tragarse los muletazos a favor de la querencia. Despedida. Luis Francisco Esplá se despedía ayer de la gentil afición malagueña, que estuvo muy cariñosa con él, como si hubiera sido uno de sus toreros predilectos a lo largo de toda su trayectoria. No obstante, su adiós por este ruedo tampoco pasará a los anales de la historia. Su primero fue un ejemplar de Algarra bien presentado. Fue una lástima que el resto de los que salieron no siguieran su línea. En cuanto a juego, fue un astado manejable, con un cierto punto gazapón que impedía al veterano espada quedarse colocado para ligar las tandas. De este modo, su comparecencia no nos dejó más que detalles de estética añeja, de ésa de la que no nos quedarán más referentes cuando a final de temporada haga efectiva su anunciada retirada. Pero si hay algo que resulta indispensable para valorar al alicantino, eso es que tenga un toro delante. Y lamentablemente eso no sucedió en el cuarto de la lidia ordinaria. El de Sorando era un becerro en comparación con los toros que el maestro ha matado a lo largo de su vida. De inicio, el animalito rodó por los suelos. Se solicitó incluso su devolución, lo que no se concedió desde el palco. Luego, el matador lo banderilleó con solvencia (pidió que no sonara la música), e inició una faena, casi de salón, ante un toro moribundo. Un torero con el poder de Esplá ante un burelito así no dice nada. A pesar de que a los que todo lo aplauden le gustara. El cierre. Cuando un matador de toros tiene que estar en plan curandero, llevando al animal por alto en lugar de poderle y someterle, eso es mala cosa. Eso es lo que le sucedió ayer a Cayetano en el primero de su lote. Así, ante el manso de Sorando desarrolló una labor a media altura en los que sólo destacó la prestancia de los pases de pecho del diestro. Menos mal que el último de la tarde era de Algarra, que visto lo anterior, ofrecía más posibilidades. Y así fue, saltó en el epílogo ferial un animal serio de pitones que, sin llegar a la presentación de su hermano primero, subía bastante el listón. Y allí estuvo Cayetano para desarrollar una faena destacada ante un toro que llegó a la muleta metiendo bien la cara por el pitón derecho, y al que el menor de los Rivera Ordóñez entendió de inicio para dejarle la franela puesta. No era fácil cogerle la velocidad, aunque conforme avanzaban las series se fue ganando en temple y elegancia, como un cambio de manos de cartel de toros. Cierto es que la cosa por la izquierda bajó un poco, aunque la faena remontó en los ayudados por alto finales. Al menos mató en lo alto, y paseó una oreja con fuerza. Darle las dos habría sido demasiado. Aunque visto lo visto. En nuestro próximo capítulo de Grandes faenas que recuerdo de la feria taurina de Málaga por años de abonado, se hablará de la temporada taurina 2010, una temporada donde se vivió por primera vez en estos años de abonado, en la feria de agosto se suspendió una corrida de toros porque la corrida que estaba programada, donde se rechazaron un total de más de 20 toros por la presidenta Ana María Romero y fue la feria taurina más sangrienta con cuatro cogidas graves y lo hablaremos en el blog en nuestro próximo escrito.

0 comentarios