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Leandro y Sergio Aguilar dan buenas tandas en Madrid

Leandro y Sergio Aguilar dan buenas tandas en Madrid

Antonio Barrera.

Si Florito, el responsable del toro en Madrid, pensaba que el caballazo de Sepúlveda que rellenó la corrida podía embestir, sería mejor que probase fortuna con los Euromillones. Tiene muchas más posibilidades de acertar, seguro. Y si entiende que algunos de los ejemplares de Gerardo Ortega que saltaron, por ejemplo el segundo, son el prototipo de toro de Madrid, apaga y vámonos.

Así las cosas, la tarde discurrió sobre un guión más que previsible. Y van dos. Con poco o nada que llevarse a la boca y la certeza de que lo más listos han sido los de los altos de sol... y bajos de sombra, que han decidido desertar de San Isidro. No recuerda uno una feria con tantos huecos en la plaza. ¿Es San Isidro quien llena? Estos días no, desde luego.

La segunda de feria dejó poco, o más bien nada que recordar. Porque aunque parezca un tópico, cuando falla el toro es muy difícil que salga nada. ¿La misma triste canción? La corrida de Gerardo Ortega fue un dechado de mansedumbre, genio y falta de raza. Se aplaudió el segundo por el único mérito de moverse. ¿Cómo se movió? Eso, en esta plaza ya da igual. Porque el toro por abajo se frenaba y por arriba tiraba hachazos. Como hizo casi toda la corrida.

La noticia buena de la corrida fue que Madrid, pese a los toros y pese a todo, fue testigo de la clase de Leandro y del valor de Sergio Aguilar. El quite que hizo el de Vallecas por gaoneras al segundo, con el toro buscando y el viento soplando fue para hacer un monumento a la testosterona. Aguantó sin mover un milímetro las zapatillas Aguilar.

Su faena al tercero fue más de lo mismo. Un toro que no quería y al que cuando pudo le hizo pasar y le robó pases. Firme, quieto, seguro de sí mismo y de sus muñecas, el empeño de Aguilar fue bajar la mano. Aunque faltó ese punto de creérselo y demostrarlo. Ahora lo llaman fibra. El toro no transmitía nada y Aguilar, valiente y seguro, tampoco. Se puso firme, se quedó quieto, se pegó un arrimón al final... y se pasó de faena. Demasiado para tan poco toro. Pero no será uno quien critique a un torero por justificarse.

Con el sexto, otro manso, lo intentó desde el principio. En los medios lo citó para el cambiado. Le tragó y aguantó. La faena fue un juego por el filo de manera constante. Las primeras series, en los medios con la zurda, una apuesta para robar algún muletazo largo mientras el animal de Gerardo Ortega se movía pegando cabezazos sin ton ni son. Tanto, que como su hermano tercero, le pegó un hachazo en la cara.

No se cansó Sergio de ponerse delante y en el sitio. De nuevo, excesiva frialdad. Es característica de este torero, que no se esconde. De nuevo faena larga y de nuevo arrimón sin cuentos, con los pitones en la barriga. Aguilar dio la cara.

La otra nota positiva fue la actuación de Leandro con el segundo. Con las mismas intermitencias que tenía el toro, pero con buen manejo de la mano zurda. Hasta que el toro se indispuso y su labor cayó de golpe. Trató de recuperarla en la faena final con un arrimón, pero la plaza volvió a vibrar con un par de naturales largos y de mano baja. No hubo para más con el toro.

El mulo quinto, remiendo de Sepúlveda, no dio opción para nada. Se puso Leandro pero no quiso el toro. Y dos no riñen si el bruto no quiere. Topó cuando hizo por moverse y Leandro cobró una fea voltereta en una colada. Después volvió a ponerse pero el toro no iba. A los mulos no se torea, se emplean para el campo.

Abrió terna Antonio Barrera, que no tuvo opción alguna en su lote. Pero sin eso, pasó mucho tiempo en la cara sin sacar nada en claro. No había opción, pero tampoco necesidad de perder tanto tiempo. Se aburrió y aburrió.

FICHA DE LA SEGUNDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Las Ventas (Madrid). Viernes 8 de Mayo. 2ª de San Isidro. Más de tres cuartos de plaza.

Toros de Gerardo Ortega y uno (5º) de Sepúlveda, desiguales de presentación, mansos, descastados y deslucidos. 2º, con movilidad pero sin clase.

Antonio Barrera:
Silencio y silencio.
Leandro Marcos "Leandro": Ovación con saludos tras aviso y división de opiniones.
Sergio Aguilar: Silencio tras aviso y silencio.

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