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Matías Tejela corta una oreja y Antonio Ferrera cornada en Madrid

Matías Tejela corta una oreja y Antonio Ferrera cornada en Madrid

Momento exacto en el que el primer toro de la tarde heria a Antonio Ferrera en la faena de muleta.

Matías Tejela cortó una oreja del cuarto. Lo bueno, por encima del trofeo, es la forma de estar de Matías en la plaza. Hecho y derecho, cuajado y maduro.

Al triunfo contribuyó un sobrero de Fernando Peña que no hizo buenas cosas en los primeros tercios pero que, cuando se quedó a solas con el de Alcalá, rompió a embestir, y de qué forma, en bueno. Fue ese el momento en que Matías rompió a torear.

Lo hizo jugando cintura y muñecas, incluso con un personal desgarro. Si bien estuvo con la mano diestra en la primera serie, cumbres fueron varios de los muletazos al natural. Encajada la planta, quebrada la cintura, rota la muñeca, arrastrando la muleta y llevándolo hasta el final y más allá. Fue entonces cuando Madrid despertó del letargo y la monotonía y se dio cuenta de lo que estaba haciendo Tejela.

Cierto es que el toro, que no se había definido en los primeros compases, ayudó lo suyo. Con celo, transmisión y repetición, con un gran fondo de toro importante. Y no es menos cierto que siempre se encontró la muleta de Tejela, con la misma naturalidad con la que firmó tres series de naturales muy caras.

Siempre enfibrado, seguro, templado y sin prisas, Matías le cogió el aire desde el principio. Apostó y ganó. A cámara lenta llegaron algunos naturales. Y remates por bajo y de pecho largos como ellos solos, templados como pocos. Quiso asegurar el triunfo y finalizó con Bernardinas, rematadas con dos de pecho a cámara lenta. Estuvo muy bien Tejela con ese toro, sólo que la espada no viajó tan bien.

No fue la única buena actuación de Tejela, que estuvo muy por encima de sus dos toros. Y además de torear bien y en el sitio, lo más importante fueron las ganas, el apostar y el querer de un torero muy maduro. El segundo se paró siempre por el izquierdo y no transmitió nunca nada, ni peligro. Quizá por eso, o porque esta plaza sigue desnortada, no supieron ni pudieron ver ni valorar la capacidad del de Alcalá.

Pero eso no minó la moral de Matías, que se puso, dando el frente, y se quedó quieto como un palo. Una y otra vez, empeñado siempre por abajo, fue extrayendo muletazos de un pozo muy profundo. Buenos con la zocata, la mano cara de Matías. Sin dudarle, sin inmutarse, siempre por abajo, siempre queriendo. Pero la espada cayó baja también.

El sexto fue más deslucido si cabe. A estilo borrico. Se desinfló antes de llegar a la muleta y, pese a ello, Matías, metido en la corrida y sin prisa alguna, fue probando y extrayendo. Poco a poco, de uno en uno, sin rectificar ni pegar el queo. Y por tercera vez, como si de San Pedro se tratase, le volvió a negar la espada. Aunque a la cuarta quedase la espada en toda la yema.

La cara amarga la vivió Ferrera con el primero, un toro manso como sus hermanos pero con movilidad y posibilidades. Sólo que en la primera serie a derechas el toro se metió una vez por bajo y fue tan certero que le atravesó el muslo.

Siguió Ferrera, cojeando y con torniquete ¡a pesar de las advertencias de los médicos!, con mucha voluntad, hasta que mató al de Cortés para ir por su propio pie a la enfermería. Quinta vez en cinco días que se abre. Semana dura de San Isidro. Gimeno Mora, Fandiño, Bolívar, Rafael Cuesta y Ferrera. Una semana de mucho dolor.

Bolívar fue operado en la misma camilla que hoy visitó Ferrera hace menos de cuarenta y ocho horas. E hizo el paseíllo con puntos y la cornada abierta, pero sin acusarla más que, quizá, cuando se tiró a matar. Estos gestos, cuando Madrid era Madrid, se sabían ver y reconocer con una fuerte ovación, y no las cuatro palmas aisladas que hoy sonaron.

Bolívar estuvo firme con el tercero, un toro al que dio sitio y tiempo y con el que se templó sobre la mano diestra. Por el pitón izquierdo el toro se indispuso y Bolívar lo intentó. El quinto se vino pronto abajo, o más bien no se vino. Mansote, andarín, muy a disgusto para estar con él. Aquí bajó la cosa. Empezó dándole sitio el colombiano, pero la faena comenzó a bajar muy pronto. No le encontró el ritmo ni la distancia, y fue minándose la moral del torero colombiano.

FICHA DE LA NOVENA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Madrid. Viernes 15 de mayo. 9ª de Feria. Lleno de ’no hay billetes’

Toros de Toros de Cortés, uno de Fernando Peña (4º bis) 1º manejable. 2º deslucido y complicado. 3º descastado. 4º de buen juego. 5º manso y sin clase. 6º deslucido y manso.

Antonio Ferrera: Ovación en el único que mató.
Matías Tejela: Silencio, oreja en el que mató por Ferrera y silencio tras aviso.
Luis Bolívar: Silencio tras aviso y silencio tras aviso. 

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