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Joselito Adame y Enrique Ponce cortan sendas orejas en la Plaza México

Ayer en la Plaza México fue una tarde que discurrió entre emociones de distinto calado, y la terna tuvo que hacer un gran esfuerzo para sobreponerse al pobre juego del encierro de Fernando de la Mora, del que los dos toros aptos para el lucimiento fueron el primero y el sexto, sobre todo este último, que fue bravo y salvó el honor de la divisa queretana. Y así fue como Enrique Ponce y Joselito Adame realizaron las dos faenas de mayor impacto, aunque la del torero de Aguascalientes fue todavía más importante. El inconveniente fue que no tuvo el remate de la espada, lo que le hubiera garantizado salir a hombros. Pero ya desde la lidia del tercero, José se había mostrado muy valiente y decidido, pues tuvo que pegarse un arrimón para sacarle los muletazos con tirabuzón a este toro. El público tardó en convencerse de que Joselito iba a por todas, y no dudó en jugarse la voltereta en esos pasajes recios con los que acabó por someter al aplomado ejemplar de Fernando de la Mora, uno de los más armoniosos, y serios, de la corrida. Con el tiro dominado, y la gente concebida, Adame entró a matar para colocar una estocada entera, delantera y un tanto desprendida, que le puso en las manos una oreja inexplicablemente protestada por un sector del público que sigue escatimando su reconocimiento. Para no entrar en polémicas, Joselito se la guardó en el chaleco y así dio una vuelta al ruedo con la conciencia tranquila y el deber cumplido. Antes de vérselas con el bravo sexto, la gente aplaudió la entereza de José Mauricio al enfrentar el peor lote de la corrida, compuesto por dos toros que no dieron ninguna opción. El segundo arrollaba y fue incómodo, y el quinto, descoordinado y sacó genio. El torero capitalino les buscó las vueltas a los dos con arrojo y al quinto le plantó cara luego de sufrir hasta dos volteretas. La gente valoró su entrega al ver que había sacado la casta hasta en la estocada, que fue a toma y daca. Ponce había toreado al toro que abrió plaza con su consabida maestría, en la que congeniar con el público es muy relevante en un escenario donde lo aclaman sin reserva. Y así tejió series con temple, a veces abusando de meterse al costillar, pero procurando hacer las cosas con ritmo. La gente le coreó los muletazos con fuerza y hasta las poncinas que antecedieron una estocada de buena ejecución, pero un tanto desprendida. Y aunque le pidieron la segunda oreja con fuerza, el juez se contuvo de concederla, hecho que molestó sobremanera al valenciano, que a estas alturas de su carrera debería de dar menos importancia a los trofeos. El cuarto de la tarde no valía un duro, por deslucido y complicado, y Enrique se lo quitó pronto de encima. A pesar de que le pidieron que regalara un toro, se abstuvo en una decisión acertada. Por cierto, brindó este toro a su amigo Rafael Herrerías, que estaba en una barrera de primera fila, y este hecho no agradó a una parte del público, que manifestó su rechazo al que fuera empresario de este coso a lo largo de 23 años. A Joselito la suerte lo favoreció con este sexto toro, al que toreó bien con el capote e hizo un brillante y ceñido quite por chicuelinas. Y en la faena de muleta, le dio un torero inicio, en cuyos muletazos no sólo hubo reciedumbre y torería, sino mando y empaque. Después aprovechó bien el pitón izquierdo del toro, por el que embistió entregado en series de naturales de excelente acabado, y salvo algunos enganchones y menos intensidad con el engaño en la diestra, José demostró, una vez más, la madurez y el sitio de privilegio al que ha llegado. A la hora de perfilarse para entrar a matar tomó una decisión equivocada: citar a recibir, y en un par de amagos el toro lo invitaba a volcarse detrás del acero en un volapié, lo que consiguió hasta el tercer intento, motivo por el que se privó de abrir la Puerta Grande de una temporada en la que ha toreado tres tardes y ha cortado un total de cinco orejas. Durante el desarrollo de la corrida, la empresa dio a conocer la noticia de la sustitución de Andrés Roca Rey, que será reemplazado por Antonio Ferrera, reciente triunfador del ciclo. Así que vamos a ver qué sucede en la fecha del aniversario de la plaza, en la que también actuará Uriel Moreno "El Zapata", por derecho propio.

Ciudad de México.- Plaza México. Decimoquinta corrida de la Temporada Grande. Poco más de media entrada (unas 24 mil personas) en tarde fresca, con intermitentes ráfagas de viento. Toros de Fernando de la Mora, desiguales en presentación y hechuras, de muy poco juego en general, salvo el 6o., que fue bravo y tuvo calidad. Pesos: 522, 525, 567, 588, 526 y 545 kilos. Enrique Ponce (palo de rosa y oro): Oreja con petición y ovación. José Mauricio (negro y oro): Silencio tras aviso y ovación. Joselito Adame (gris plomo y oro): Oreja con división y vuelta tras petición. Incidencias: Al finalizar el paseíllo Enrique Ponce recibió un reconocimiento. Curro Campos picó con eficacia y brevedad al 3o., y José Palomares, que aguantó los arreones del 4o. Y en banderillas, Fernando García hijo, que le puso un gran par al 4o. y saludó.

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