David de Miranda corta dos orejas en el cierre de las Colombinas de Huelva
Tres horas duró la corrida de toros mixta ayer en Huelva, ocho toros y como acabaría la afición choquera donde vieron al torero onubense David de Miranda cortando sendas orejas en el segundo y último festejo de la Feria de Colombinas de Huelva. El de Trigueros cortó una oreja de cada uno de sus toros en un festejo muy largo que estuvo marcado por el pobre juego de los toros. El primero de De Miranda, tercero de lidia ordinaria fue muy descastado y acabó desfondado. David de Miranda realizó un quite por tafalleras y comenzó la faena con cinco estatuarios inmóvil, que remató con el de pecho. Tras dos tandas correctas con la derecha a media altura, acortó las distancias entre los pitones en una labor de cercanías poco limpia ante un animal moribundo. Tras las bernadinas, dejó un pinchazo y una estocada. Una oreja pedida con pasión por los paisanos. El último de la noche fue noble aunque protestó por arriba y acabó con medio recorrido. David de Miranda se lució en un quite por tafalleras y caleserinas. El toro llegó al final con poco celo, pero el torero de Trigueros lo enceló con valor para conseguir tandas de mucho mérito. Fue la clásica labor por encima de un toro. Algo encimista fue cincelando una faena donde no la había. El de Domecq acaba rajado. Lo mató de una estocada y paseó una oreja. El toro de San Pelayo para rejones que abrió el festejo resultó blando pero colaboró en la labor de Andrés Romero, que recibió al animal a portagayola con el marsellés, para que cortara una oreja. Se lució en banderillas sobre Caimán y Guajiro, sobre todo con este último, caballo vibrante con el que elevó el tono de su actuación, a pesar de alguna caída del toro y algún fallo al clavar. Puso banderillas cortas y acertó con un rejón de muerte. El quinto, segundo de rejones, fue excelente para el toreo a caballo. Andrés Romero estuvo de nuevo entregado y logró el mayor lucimiento sobre Kabul y Jerjes en banderillas. Puso las cortas con Chamán y falló con el rejón de muerte al necesitar dos rejones fallidos, uno atravesado y un descabello. El primero de lidia ordinaria fue tan noble como flojo. Lo recibió Ponce con lances a pies juntos rematados con una chicuelina y una revolera. Tomó un puyazo sin emplearse. En la muleta fue dócil, soso y blando. Ponce toreó con suficiencia por el pitón derecho a media altura, sin ajuste. Por el pitón izquierdo, una tanda sin emoción. El de Juan Pedro tenía muy poca fuerza. Acabó con poncinas antes de dejar una estocada casi entera trasera. El sexto del muy largo festejo colombino tomó una vara del caballo que montaba José Palomares con genio. Así llegó a la muleta con una embestida informal y rematando con un molesto cabeceo, lo que impidió una faena sosegada de Ponce, basada en muchos muletazos entre los que rectificó la posición sin poder ligar ni templar. Acabó embarullado y recetó media atravesada y un descabello. El segundo de a pie fue un toro con clase aunque se apagó al final y acabó rajado. Castella lo paró con buenos lances y se lució en un quite por chicuelinas. Tomó una vara de corrido en el caballo reserva. El trasteo de Castella tuvo una primera parte vibrante con muletazos por alto encadenados sin moverse, para seguir con tandas de mando con la derecha. Menos ligadas fueron las tandas con la zurda. Más adelante acortó las distancias con circulares cuando el toro se había apagado e incluso buscaba las tablas. La faena resultó larga, pero acabó de una estocada efectiva y paseó una oreja. El séptimo, muy anovillado, fue un toro sin casta, aplomado precozmente y con pocas posibilidades. Colocó dos grandes pares José Chacón. El animal llegó a la muleta con medio recorrido y se apagó totalmente. Castella lo mató de una estocada muy trasera y baja. El benévolo público de La merced lo sacó a saludar.
Huelva. Lunes, 3 de agosto de 2020. Segunda de la Feria de Colombinas. Dos toros de San Pelayo para rejones (1º y 4º), bien presentados, bueno y flojo el primero; extraordinario el quinto; y seis de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación, el séptimo muy anovillado, en conjunto muy flojos y sin casta. El segundo, soso, descastado y flojo; el tercero, con clase y apagado al final; el tercero, muy descastado y desfondado; el sexto, muy informal, con genio y molesto; el séptimo, muy descastado, flojo y apagado, y el octavo, noble y con medio recorrido. El rejoneador Andrés Romero, oreja y ovación con saludos; Enrique Ponce, ovación saludos tras un aviso y ovación con saludos; Sebastián Castella, oreja y ovación con saludos; David de Miranda, oreja y oreja. Entrada: Tres cuartos del aforo permitido. Saludó tras parear al séptimo José Chacón.
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