Emilio de Justo roza con la yema de los dedos la Puerta del Príncipe de Sevilla
Ha faltado una oreja para que Emilio de Justo cumpliese el sueño de cualquier torero, abrir la Puerta del Príncipe en Sevilla, hoy tuvo una tarde redonda el torero de Torrejoncillo. La corrida de Victorino Martín ha sido realmente apasionante donde Antonio Ferrera y Emilio de Justo han dejado constancia que son unos expertos lidiando toros de la A coronada. Abrió corrida un toro cinqueño que recibió una ovación al saltar al ruedo. El primero, un toro muy de la casa por su conformación que apretó en el recibo de Ferrera. Antonio lanceó con efectividad al cárdeno y brillantez. Toro con pechos y agresividad en su expresión que blandeó al salir de la primera vara. La otra, la tomó de largo con son y se dosificó en su medida. Joao Ferreira y Fernando Sánchez ahormaron un tercio de banderillas de mucha categoría y saludaron montera en mano. El extremeño conocedor del encaste fue planteando una faena de uno de uno, perdiendo pases entre muletazos para no desfondar la desrazada embestida del inicial. ‘Mosquero’ tenía medio viaje -se frenaba- antes de salir de la taleguilla. Ferrera imprimió su personalidad en derechazos muy suaves donde ponía todo lo que le faltaba a su antagonista. Distancias y suavidad en los embroques fueron claves para sujetar al Victorino y componer con él. A zurdas, expuso con la misma estructura corriendo la mano con despaciosidad y desmayó. Muy superior Ferrera al abreplaza al que estoqueó de rápido efecto. Sevilla tributó una gran ovación a su profesional labor. Le dio coba, le consintió y nunca rompió pero Antonio sacó más de lo que ofreció. A ‘Pobrecito’ lo recibió Ferrera con una larga cordobesa y un veroniquear limpio pero sin romper. Un tercero mucho menos que su hermano anterior que marcó demasiadas tendencias a terrenos de chiqueros. Tanto que al salir del piquero se plantó en el portón de los sustos. Dos entradas protestonas sin querer palo pero lo suficiente para cumplimentar. Y así llegó al último tercio sin querer coles y reservándose todo en su interior. Un regalito sin entrega -suavón- que jamás quiso pasar por su falta de celo en la muleta que presentó Ferrera. Tiró de oficio y solventó la papeleta tras intentarlo con afán. El hijo del mítico ‘Cobradiezmos’ se llamó ‘Garañuelo’ y tuvo clase pero le faltó motor para transmitir más a los tendidos. Y finales. Antonio Ferrera toreó para el toro de capote. Destacaron en banderillas Montoliú y Fernando Sánchez que se tuvieron que desmonterar. Con la muleta, Ferrera estuvo muy templado y con gusto, acompañando con la figura desmayada las enclasadas embestidas del cárdeno. Con la diestra hubo ligazón y acople, ralentizando las embestidas. Con la zurda, el toro se quedaba más corto pero Ferrera puso lo que le faltaba al toro. No quería cercanías el toro y lo acusaba cuando se aderezaba la ligazón. El final fue sin espada, toreando al natural con ritmo y compás por ambos pitones. Entró a matar en los medios dejando media estocada. Vuelta al ruedo tras petición. El primero de Emilio de Justo, el que iba a ser el segundo de la tarde, se inutilizó partiéndose un pitón al estrellarse contra el burladero de matadores. ‘Verdadero’ un sobrero bien justificado como tal. Un tío en toda su expresión. Al segundo de la tarde, Emilio le jugó los brazos a la verónica en un palmo de terreno con un astado sin rebosarse y con un torero cabal. Tal íntegro como el excelso galleo para meterlo en el caballo con un toro de viaje corto pero obediente. La suerte de varas tan medida que no castigó nada. Por entonces…agua va!…Torería a raudales en un inicio genuflexo de mucha personalidad. Mejor el toro por el derecho con cierta “dulzura”. Un susto inesperado la tremenda voltereta que sufrió y afortunadamente sin mayores. Suavidad sin estridencias en los cites poniendo pureza y muchísimo temple en cada sentido muletazo. Cambio de pitón al finalizar cada tanda pero el cornupeta se afligió pronto y marcó demasiada sosería. De Justo escuchó la música y le puso corazón para poner la transmisión que le faltaba al astifino segundo. Pulseó de lujo y embrocó de fausto. Una lástima que se viniera abajo el toro porque la faena iba hacia arriba. Espadazo hasta la yema en al segundo intento. Ovación para de Justo ante uno soso al que toreó con dulzura. El cuarto traía el nombre de ‘Portezolano’, un cárdeno bajo sin estridencias y acucharado de pitones. Un Victorino humillador, pero justo de celo en el percal. Metió bien la cara pero de viaje corto en cada lance. Afanoso resultó el tercio de varas con un toro tardó al peto. Morenito de Arles y Pérez Valcarce saludaron en banderillas. Se la jugaron ambos ante uno reticente y Sevilla se lo reconoció. Emilio de Justo se enroscó a su antagonista en dos series en redondo de mucho mérito. Esperó una embestida dormida, tocó con sutileza y embarcó con tanta verdad como torería. Un toreo roto al natural en series muy largas y templadas donde la exigencia y la dulzura cautivaron a La Maestranza. Se masticó el toreo en toda su expresión con unas muñecas rotas donde el natural se trazó tan hondo como un pozo y tan exigente como un juez. “Llegó hasta la columna vertebral”, más allá de la cadera. Emilio de Justo disfrutó ante un toro que amasó desde el principio y al que toreó a derechas con énfasis y con la barriga de la muleta. Estuvo íntegro en su interpretación e inteligente al estructurar una labor donde tenía que perder pasos y ganar terreno en cada siguiente. Una obra de portento por expresividad y plasticidad que hizo crujir a La Maestranza en cada muletazo y saciar en cada serie. Cumbre del extremeño ante uno muy humillador al que sacó el pasito de más que no ofreció con el capote. Entrega, clase, obediencia y duración hasta el final. Faenón donde los haya y espadazo hasta la gamuza para firmar una obra que ya entró en la historia. En el sexto el torero extremeño emocionaba a la Maestranza con su toreo mágico de muleta, una faena que era de Puerta del Príncipe, pero un pinchazo previo a la estocada, privaría al torero de la Puerta del Príncipe dejando solamente en una fuerte ovación que recogió en agradecimiento de la gran faena que ha dejado en el ruedo sevillano.
Sevilla, jueves 23 de septiembre de 2021. Toros de Victorino Martín. Antonio Ferrera, ovación, silencio y vuelta al ruedo, y Emilio de Justo, ovación, dos orejas y ovación. Entrada: Casi tres cuartos de plaza dentro del aforo permitido. Al finalizar el paseíllo, los dos matadores de toros fueron obligados a saludar una ovación. Los banderilleros Joao Ferreira y Fernando Sánchez saludaron una ovación tras parear al primero con la plaza puesta en pie. También, se desmonteró el banderillero Morenito de Arles y Pérez Valcarce en el cuarto, mientras que José Manuel Montoliú y Fernando Sánchez hicieron lo propio en el quinto, y Abraham Neiro ‘El Algabeño’ y Pérez Valcarce en el sexto. El sobresaliente de la corrida fue Antonio Fernández Pineda.
Festejo para mañana en Sevilla, sexta de feria: Toros de Juan Pedro Domecq y Toros de Parladé para Morante de la Puebla y Juan Ortega, mano a mano. Sobresaliente: Antonio Fernández Pineda.
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