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Recuerdos vividos con Luis Eduardo Cortés Cepeda

El pasado fin de semana se conmemoraba el quinto aniversario del fallecimiento de uno de los hombres más populares de la tauromaquia. Si digo Luis Eduardo Cortés Cepeda, seguro que los amigos aficionados no lo conocerán, pero si digo su apodo taurino que era Bombita eso si. Luis Cortés "Bombita" fallecía en el 2017 de una leucemia a los 60 años de edad en su Málaga adoptiva desde donde vino desde tierras hermanas colombianas, donde nació en la capital, en Bogotá en 1957. Un hombre afable, cariñoso con la gente, amigo de sus amigos y respetado por todos los profesionales del mundo del toro. Su papel en el ruedo era el de sobresaliente, el torero que actúa si un torero se lesiona en el ruedo, le toca al sobresaliente hacer lo que no pudo el torero, terminar la faena. Siempre le tenía aprecio a Luis Eduardo, porque mi tío Manolo que en paz descanse, me decía que era un privilegio conversar con el, un hombre querido por toda la gente de Benalmádena donde venía algunas tardes al Hogar del Jubilado siempre a leer su prensa en el apartado de toros y también consultar la revista 6toros6 cuando la compraba. Cada mes de agosto cuando empieza la feria taurina, se echa en falta su presencia en las cercanías rodeado de los mejores profesionales del toro como Juan Antonio Valenzuela, Jesús Márquez (hermano del malogrado Miguel), el recientemente fallecido Pepe Martín Sedeño, y más personalidades que conocían bien a Luis. Una persona que echamos de menos cada agosto y siempre tendrá Luis Eduardo su hermana España en su corazón y hasta incluso, en Fuengirola donde residía, tenía una calle.  Y gracias a Luis Eduardo, me pudo dar algunas veces entradas para Benalmádena, mi cuartel taurino desde su reapertura en 1998 hasta su clausura en el 2010. Una grandiosa persona que siempre me escuchaba por el Carrusel Taurino, dando mis crónicas de Benalmádena, y siempre me decía con esa voz tan bonita, frases como "chaval", "fenómeno", entre otros. Cada tarde que toreaba de sobresaliente en Benalmádena, y el venía en el taxi, y le ayudaba recogiendo sus trastos. Y cuando se paraba en algunas ocasiones, cuando iba caminando por el Arroyo, me informaba cosas de su hermana Colombia, me platicaba mucho sobre los toreros de su país, todos los maestros que tuvo la suerte de torear con el, le recordamos como una persona humilde y un gran amigo.

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