Sebastián Castella abre la puerta grande en su reaparición en los ruedos
Sebastián Castella era ayer sábado el gran protagonista de la jornada taurina en la feria del Café de Manizales (Colombia), el coso presentaba un aspecto espectacular, plaza casi llena, el francés encabezó el paseíllo ataviado de malva y plata. La Monumental, una de sus plazas de culto, sabiéndose elegida para el acontecimiento, exultaba. Ovación de saludo, y todo eran amores cuando salió "Boticario" de Ernesto Gutiérrez. Negro y dócil pero carente de alegría. Iba y venía fijo como a cordel. Siete verónicas y media de compuesta figura, pero sin sal. En esas irrumpió un espontáneo muleta en mano con una camiseta blanca que decía "Figuras sí, pero con toreros colombianos". Tres pases con oficio, y amistosamente, matador y cuadrilla le invitaron a retirarse. Lo hizo, era nada menos que el matador manizaleño "Perla Ruiz", presidente de la unión de toreros de Colombia (UNDETOC), quien protestaba por la elaboración de carteles, hoy y mañana, sin presencia de matadores nacionales. La cosa no pasó a mayores. En ninguno de los escenarios. Porque la obediencia supina del toro y su fondo se diluyeron en una lidia de formal sosería, que acabó con una estocada honda pasada que requirió descabello. Y así, y así, a peor hasta cuando arrastrado el cuarto de Juan Bernardo, con la plaza en silencio sepulcral la encerrona del segundo debut parecía ir por el camino de las ilusiones perdidas. Bueno como no hay quinto malo, este de Las Ventas, "Descarriado", No 178, negro, cinqueño, cornivuelto, astifino con 530 kilos y bellas líneas apareció contrastando con el esmirriamiento general y arrancó una ovación. ¿Hay plaza que no agradezca la presencia del toro? Los tres lances desabridos no le hicieron honor a las codiciosas embestidas. Cómo cobrando el desaire se fue contra el percheron de Ospina y lo empujó arriñonado, derribándolo en los medios, encelándose en el caído, lo cual se consideró suficiente. El brío de las acometidas engalanó los buenos pares de Pineda y Herrera que tuvieron que descubrirse. Eran las primeras emociones auténticas de la tarde. Sebastián, como espabilado, lo brindó al respetable que también despertaba. Cambios repetidos por pecho y espalda, derechas y trinchera, sacaron la monumental del marasmo. La tanda natural de cinco y forzado sin ser luminosa involucró la banda en el jaleo. A esas alturas las botas bastante consumidas dieron combustible al arrebato por una faena de gran transmisión en las acometidas, pero de variopinta traza. Las series fueron acortándose, a cuatro, a tres, a dos… el venteño quería tablas, el trapo lo amarraba, y dele hasta que se rajó del todo. Un pinchazo, y una espada pasada y desprendida socorrida por un duro capotazo de Santana tiraron al toro y las dos orejas chilladas cayeron porque cayeron, y la inopinada vuelta al toro rajado, que nadie había pedido, sorprendió. Lo verdaderamente lamentable sucedió con "Cerrajero", el noble y bravo ernesto que cerró plaza. Pródigo en los lances a pie junto, hasta ocho, en la vara de Viloria, y en el colorido quite al alimón de los sobresalientes, Juanito Ortíz y Sebastián Hernández que les salió pintado. Dos chicuelinas y revolera. Después de ser brindado al empresario Juan Carlos Gómez, no quiso sino muleta. Cada que se la ofrecieron la buscó con ahínco, yendo más allá del deber, en redondo y volviendo como un avión. Sin embargo, y sin saber por qué la pañosa interrumpía y se iba dejando la miel en los labios, del toro y de la parroquia. El toro pedía más pelea de la que se le ofrecía, era la sensación, cuando el estoque de través asomó la punta bajo el costillar derecho. Luego tres golpes de cruceta fallidos y el aviso arrancaron exclamaciones de pesar, no por el bravo, único realmente damnificado, sino al parecer por las orejas que ya no le podrían arrancar. El arrastre fue aplaudido y el cortejo muy joven con el reaparecido a hombros recorrió el ruedo. Lo demás fue lo de menos. Quizá valga destacar la brava pelea en tres varas del cuarto, "Arabesco" de Juan Bernardo que atacó abajo y empujando con todo a William Torres el de turno, y a Clovis Velásquez en la puerta. Tercio excepcional de mucha raza que no fue refrendada en la muleta.
Manizales (Colombia), sábado 7 de enero de 2023. Toros de Ernesto Gutiérrez (1º y 6º), Juan Bernardo Caicedo (2º y 4º), y Las Ventas del Espíritu Santo (3º bis y 5º), dispares de presentación y juego. El quinto, de nombre Descarriado, de Las Ventas del Espíritu Santo, fue premiado con la vuelta al ruedo. Sebastián Castella, como único espada, silencio, silencio, silencio, silencio tras aviso, dos orejas y silencio tras aviso. Entrada: Casi lleno. Saludaron Ricardo Santana en el segundo, Carlos Rodríguez, en el tercero, Emerson Pineda y Andrés Herrera, en el quinto.
0 comentarios