35 años sin el maestro Paquirri
Han pasado ya 35 años de una triste noticia que conmocionó al mundo del toro en España y mucha gente quedó rota, me refiero a la muerte de Francisco Rivera "Paquirri" que tuvo lugar en la localidad cordobesa de Pozoblanco. Aquella tarde, el maestro iba a torear su última corrida del año y compartió cartel con José Cubero "Yiyo" y Vicente Ruiz "El Soro". Iban a enfrentarse a una corrida de Sayalero y Bandrés. Tras cortar una oreja de su primer toro, Paquirri le tocó lidiar en cuarto lugar al toro que acabaría con su vida taurina. Avispado, número 9, 236 kilos en canal, de pelo negro. Tras un buen recibo con el capote dando verónicas algunas mirando al tendido, llega el tercio de varas. Tras colarse el toro en el primer lance, llegaría la cogida en el segundo lance. El toro prendió por el muslo derecho a Paquirri durante unos dramáticos segundos colgado del pitón. Un video, registrado por el camarógrafo Antonio Salmoral registró el incidente y escenas del torero hablando en la enfermería. Paquirri, todavía consciente, y con una notable tranquilidad, dadas las circunstancias, explicaba al doctor Eliseo Morán el tamaño y la trayectoria de la herida: «Doctor, yo quiero hablar con usted o no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abra todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos. Y tranquilo, doctor». El torero no pudo ser bien atendido debido a las limitaciones de la enfermería y, sin poder contenerle la hemorragia, falleció cuando era trasladado al Hospital Reina Sofía de Córdoba. En un intento desesperado de salvarle la vida, se le trasladó hasta el Hospital Militar, el más cercano, con la esperanza de conseguir reanimarlo allí, sin embargo, nada se pudo hacer por revertir el paro cardiorrespiratorio que había sufrido. Dos días después, miles de personas le dieron el último adiós en la Plaza de la Maestranza de Sevilla. Fue sepultado en el Cementerio de San Fernando. Aunque según el médico que lo atendió, la cornada no era mortal, la muerte del torero se debió a un fatal cúmulo de circunstancias: los servicios sanitarios con que contaba la plaza eran muy limitados, fue trasladado en una ambulancia convencional y la carretera que unía ambas localidades estaba en malas condiciones. La trascendencia que su muerte tuvo en la prensa contribuyó a cambiar la legislación de espectáculos taurinos obligando a que las plazas de todas las categorías dispusieran de Unidades de Vigilancia Intensiva móviles, y a que las plazas de 1ª y 2ª categorías contaran con quirófanos convenientemente equipados. Yo particularmente no tuve la suerte de verle torear al maestro, aunque gracias a los sistemas nuevos que tenemos de vídeos y DVD, tenemos la suerte de verle tardes al maestro.
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