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Miguel Ángel Perera y Paco Ureña cortan una oreja en el Palacio Vistalegre de Madrid

Los matadores de toros Miguel Ángel Perera y Paco Ureña han cortado esta tarde sendas orejas en el octavo festejo de la feria de San Isidro celebrado en el Palacio de Vistalegre de Madrid. El primero de la tarde llevaba por nombre Catavino, curiosamente el lote de Perera, llevaba sus dos toros con el mismo nombre. El primero tenía unas tremendas palas.  Humilló de salida en el capote de Perera. Buenas verónicas. No andaba sobrado de fuerzas y se le midió el castigo a un animal que se movió durante los primer tercios. Se desmonteró Curro Javier en banderillas. Brindó el pacense al público y comenzó por alto, sin exigirle. Después, dibujó un trasteo de buen trazo y de hierática figura, en la que tragó los parones del toro, que se pensaba, a veces, el viaje, pero luego iba con todo y por abajo. Muy metido y firme, Perera le ligó los muletazos, templados, en un palmo de terreno. La estocada, fulminante, puso en su mano el primer trofeo de la tarde. Largo y bajo, bien hecho y serio, el burraco cuarto enseñaba las palas. Hubo otro buen puñado de verónicas de Perera, que volvió a brindar al respetable para comenzar más allá de las dos rayas. El de la Puebla del Prior le perdía siempre pasos, porque al animal, exigente, le costaba irse de los vuelos. Pegañoso, requirió de la muleta poderosa de Perera, que logró imponerse, aunque no era nada fácil someter la condición del toro. Sobresalieron dos tandas en redondo, con el toro ya más aplomado, de un conjunto al que faltó brillantez por esa condición del toro. Aunque cayó una brizna tendida y trasera, la espada hizo su efecto y saludó desde el tercio. De lomo recto y bien hecho, el segundo abría más la cara, lo saludó con buenas verónicas, si bien el de Olga Jiménez salió suelto a mitad del recibo. Medido de motor, se le administró el castigo en varas. Ureña -que brindó a todo el equipo médico- comenzó por estatuarios en los medios y, luego, corrió la mano en una faena presidida por el buen embroque, muy asentado y encajado, en cada muletazo. Echando los vuelos y cosiendo la embestida noble y por abajo, enclasada del animal, que, rebrincado, mejoró al perder ese ímpetu. Destacaron dos tandas con la zurda y un final por bajo, delicioso. La estocada casi entra resultó suficiente y se le pidieron los dos trofeos, pero el palco, que fue abroncado, sólo otorgó uno. Amplio de cuna, el quinto fue otro toro muy serio, con cuello, bajo y de lomo recto, que se movió mucho y se arrancó con prontitud al caballo de Pedro Iturralde, que le agarró en el sitio. Buen puyazo. De embestida descompuesta, frenándose a veces y ‘acostándose’ mucho en el viaje, cortó en banderillas. Nunca iba metido en la muleta, pero Ureña, que brindó al público, logró sacar oro del animal, citándole muy en corto y dejándosela muy puesta. La faena prendió con su zurda. Hubo pureza, reunion y hondura en cada uno de los naturales. Muy meritorio todo. Lástima que la media, no tuviera la mejor colocación y dejara todo en una fuerte ovación. Más bastito y alto, el tercero, despegado del suelo, fue un toro con menos clase que los anteriores. Se hizo presente en la tarde Luque con un angosto quite por chicuelinas y, después, franela en mano, trató de ayudarlo a romper con poder, pero el animal, sin empuje, tendía siempre a escarbar, reponer y soltar un molesto gañafón al final del muletazo. La espada del sevillano, como un cañón, valió la ovación por sí sola. Con desarrollo de pitón y astifino desde la mazorca, cerró plaza un cinqueño -como todo el encierro- largo y muy serio, que se pegó tres vueltas al doble anillo antes de que Luque pudiera saludarlo de capa. Siguió a su aire el toro, sin fijeza y manseando, en varas, donde apenas se le señaló el puyazo. El de García Jiménez pegaba un molesto derrote en cada pase, que Luque -que brindó a sus compañeros en el hule- logró pulir en las primeras tandas, sin embargo, al sentirse podido, el burel se rajó sin remisión y el de Gerena se fue por el acero.

Madrid. Jueves 20 de mayo de 2021. Palacio Vistalegre. Feria de San Isidro. Toros de Hermanos García Jiménez (1º, 4º, 5º y 6º) y de Olga Jiménez (2º y 3º),  muy serios, con un trapío propio de otra plaza de mayor categoría. Tuvieron mucha movilidad, pero sólo en el caso de los dos primeros hubo clase y franqueza en el último tercio. Agradecido y con buen fondo, el primero; enclasado, el segundo. El resto, más inciertos, sobre todo, el quinto. Rajado, el mansurrón, 6º. Miguel Ángel Perera, oreja y ovación con saludos tras petición de oreja tras aviso, Paco Ureña, oreja con petición de la segunda y ovación con saludos y Daniel Luque, ovación con saludos y silencio. Entrada: Unos mil espectadores. Los astados lucieron divisa negra en señal de duelo por Teodoro Matilla. En banderillas, se desmonteró Curro Javier, en el primero y Javier Ambel en el cuarto. Daniel Luque entró por el lesionado Emilio de Justo.

Festejo para mañana en el Palacio Vistalegre, novena de feria: Toros de Victoriano del Río Cortés y Toros de Cortés para Diego Urdiales, José María Manzanares y Andrés Roca Rey.

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