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Arturo Saldívar indulta un toro de Begoña en Aguascalientes (México)

Lo que se preveía una noche taurina al final fue cuesta arriba se vivió ayer por la noche en Aguascalientes durante la octava corrida de la Feria de San Marcos, debido a que el complicado juego de los toros de Begoña no permitió florituras, y más bien exigió el carnet a los toreros, que hicieron un gran esfuerzo, cada uno con su estilo, para tratar de solventar la papeleta y dar gusto al público que hizo la mejor registrada de las que se han realizado a esta hora. Y en medio de la adversidad presentada por unos toros que no terminaron de entregarse, y mantuvieron una lidia incierta en distintos pasajes de una corrida, al final saltó a la arena un gran toro de regalo llamado "Temerario", número 31, colorado, con 521 kilos, al que Arturo Saldívar le cuajó una faena muy emotiva que incluyó una lidia completa desde que se abrió de capote. Porque no sólo fueron los lances a la verónica y el bello quite por tafalleras rematados con un sentido recorte. Y después inició la faena con un muletazo de rodillas, y de espalda, en una demostración de entrega absoluta en una faena larga, en la que hubo pasajes de buen toreo y otros más arrebatados, a la par de que la algarabía iba en aumento hasta que sobrevino el indulto del toro, que no se cansó de embestir humillado y con clase. Y es que Arturo Saldívar había asustado de valiente con el primero de su lote, un toro con cuajó y cara que se frenaba de continuo y embestía distraídamente. A pesar de la falta de fijeza del toro, Saldívar se plantó con una enorme decisión y se la jugó en varios pasajes de la faena, sobre todo cuando se metió en medio de los pitones olvidándose de que tenía cuerpo, en una clara declaración de intenciones antes de viajar a Europa a confirmar su alternativa en Nimes y reaparecer en Madrid, incluida la magnífica estocada con la que le dio muerte, luego de haber señalado un pinchazo. El quinto manseó de salida y acabó escupiéndose de las telas, con la molestia del público que hubiese preferido que fuera devuelto, y Arturo se decepcionó de lo que estaba ocurriendo y tras una faena breve sin ninguna ligazón o lucimiento, acabó abreviando y volvió a ejecutar una estocada en la que vació mucho el codo y dejó la espada en una posición perpendicular, que hizo doblar al de Begoña. Antonio Ferrera cortó una meritoria oreja al que abrió plaza, gracias a su capacidad lidiadora y a ese permanente afán de brindar espectáculo. Una vez que Ferrera sintió las embestidas en los primeros compases de la faena, aprovechó que el toro tomaba bien la muleta, con cierta soltura, aunque sin entregarse, y así le compuso una faena agradable por ambos pitones, gracias a que siempre le dejó la muleta puesta en la cara y buscó someterlo. En distinto terreno se desarrolló el trasteo, siendo la parte más vistosa de mediada la faena hacia adelante, ahí cuando comenzó a conectar más con la gente que se fue metiendo en la faena en la que Antonio ejecutó diversos muletazos del desdén, toreando con naturalidad y, en ocasiones, mirando al tendido. Mató de una estocada un tanto trasera y desprendida y le otorgaron el trofeo solicitado por el público. El cuarto era hondo, enmorillado y de fuerte culata, un tanto capacho de cornamenta, que embestía de manera informal, pues a veces metía la cara y luego topaba, lo que complicó el trazo del extremeño, que porfió sin reserva para ver si conseguía meterlo en vereda. Y así le robó algunos muletazos interesantes, no obstante que el de Begoña llevaba la cara alta, antes de recetarle una estocada desprendida, y aunque hubo petición de oreja, no fue concedida. Gerardo Adame venía a esta corrida feliz por haber sido considerado en un cartel importante dentro de la feria de su tierra, y más aún cuando el año anterior había estado muy entonado con un bravo toro de Corlomé al que le cortó dos orejas de ley tras sufrir una fuerte paliza, que incluyó fractura de costillas. Y hoy no pudo ser delante de dos toros complicados, con las que se jugó la voltereta sin reserva y buscando sobreponerse y agradar al público que lo estuvo alentando toda la noche. Sólo en pasajes sueltos logró acoplarse, haciendo siempre de "tripas corazón", con una férrea voluntad y su consabido valor. Para colmo de males, no estuvo fino con la espada y eso vino a emborronar una actuación sumamente decorosa que quizá no fue valorada en su justa media sin consideramos las circunstancias de su actual situación. El triunfo de Saldívar dejó un grato sabor de boca entre el público la víspera de otras tres corridas al hilo hasta el próximo lunes 1 de mayo, donde habrá carteles muy interesantes.

Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Octava corrida de feria. Media entrada, en noche agradable, con algunas ráfagas de viento. Siete toros de Begoña (el 7o. como regalo), bien presentados, complicados en general, salvo el 1o. que fue manejable, y el 5o., que salía suelto de las telas y fue protestado, de los que sobresalió el 7o., por su calidad. Pesos: 480, 531, 512, 538, 492 y 524 kilos. Antonio Ferrera (blanco y oro): Oreja y ovación tras petición. Arturo Saldívar (burdeos y oro): Ovación, silencio y e indulto en el de regalo. Gerardo Adame (burdeos y azabache): Silencio tras dos avisos y división. Incidencias: Sobresalió en varas Juan Cobos, que picó al 1o. con arrojo, y Mauro Prado, que hizo lo propio en el 4o. Los seis toros fueron bautizados con nombres alusivos a Luis Ramón Carazo, fallecido en días recientes.

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