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Jesús Enrique Colombo salva la tarde en la séptima corrida de la feria de Pamplona

Jesús Enrique Colombo salva la tarde en la séptima corrida de la feria de Pamplona

Jesús Enrique Colombo ha salvado esta tarde del fiasco de hoy en Pamplona, cortando el único trofeo de la corrida. Abrió la corrida un toro  bajo, de lomo recto y suelto de carnes, muy astifino desde el nacimiento del pitón y con mucha longitud, cierra la cara y enseña la pala. Mucha seriedad, aunque con armonía y sin exageración. No se desplaza en el capote de Juan Leal, echando las manos por delante. Se arranca pronto al caballo y se deja pegar con la cara abajo en los dos encuentros. Quita Román por tafalleras, a un toro que viene dormido y al que hay que llevar muy cosido. No muestra mucha fuerza tras el caballo. Con rapidez y eficacia se desarrolla el tercio de banderillas.  Brinda al público Juan Leal y comienza su faena con un cambiado por la espalda de rodillas. Sigue de rodillas ligando varios derechazos que llegan a los tendidos. Lo cierra al tercio para seguir con la mano derecha dando inercias entre muletazo y muletazo para ligarle los muletazos a un toro que cuando viene tiene intención de colocar la cara. En distancia más corta, protesta y tiene una embestida más corta. Se pasa al toro muy ajustado en una arrucina como inicio de una serie que está a punto de levantarlo por los aires. A partir de ese momento, el galo busca más la distancia corta con un astado que baja en su inercia y su embestida se vuelve más desclasada y bruta, sobre todo, por el pitón izquierdo. Mejor en los terrenos del tercio y en paralelo. Se mete en terrenos de cercanías, ya entre los pitones, con circulares invertidos y muletazos de rodillas que a punto está de costarle un susto, pero que le valen para conectar con las peñas. Se pone complicado el toro para cuadrarlo. Tras varios pinchazos, deja una estocada que tumba al toro sin puntilla en pocos segundos. Suena un aviso. Ovación.  En su segundo, fue un toro  largo, fino y vareado, de astifinos pitones, enseñando las palas. Sale suelto en el recibo de capa y recibe un primer puyazos en la puerta de toriles, donde se deja pegar. No descuelga tras su paso por el caballo. En el segundo, empuja con la cara arriba, marcando siempre su querencia a toriles. Sin fijeza el astado gaditano, esperando en el momento de los encuentros con la cara arriba y apretando hacia adentro a la salida de los pares. Sin definirse el toro, Juan Leal brinda al público.  Comienza la faena con dos cambiados por la espalda de mucho mérito que no tiene respuesta en el público. Muy firme Juan Leal consigue a base de toque firme ordenar por momentos la embestida y someter la embestida con mano baja, perdiendo pasos entre muletazo y muletazo para que siempre sea el primer muletazo. Si se queda en el sitio y lo exige, embiste por el pitón de afuera. Al natural, la embestida tiene menos entrega y nula transmisión por lo que hace que el esfuerzo no llegue al público. Faena de sumo mérito y poco reconocimiento. Cuando el toro intenta irse hacia las tablas, Juan Leal deja en ese movimiento los muletazos de mayor largura. Difícil ecuación debido a la condición del astado gaditano y la nula transmisión. Se va a por la espada. Dejó una estocada sin puntilla. En el momento de la muerte, el toro dio un arreón a Juan Leal que estuvo a punto de ser volteado. El primero del lote de Román fue largo, suelto de carnes, enseñando las palas, degollado de papada. Deja las manos atrás el astado en el capote de Román, acusando una falta de fuerza. Se arranca pronto y con rectitud el toro al caballo, donde se deja pegar en los dos encuentros sin recibir mucho castigo. Quita Colombo por chicuelinas. Brinda Román al público.  Comienza Román por alto a pies juntos, protestando el astado cuando el toque es más brusco. Mejor cuando lo lleva hacia adelante el valenciano, como en la primera serie. La falta de poder le hace terminar las embestidas sobre las manos, y pega gañafones a falta del tercer muletazo. Le falta emoción y transmisión. Faena basada sobre la diestra a un toro que se va frenando más y embistiendo por el pitón de afuera. Remata su actuación con unas manoletinas, de mucho méritos y riesgo. Deja un auténtico espadazo, pasando los muslos por las puntas de los pitones.  Largo como una viga, suelto de carnes, fino, abriendo la cara, astifino y enseñando las palas. Tranquea en los primeros tercios, aunque sin una excesiva humillación, pero acude pronto a los cites. Se deja pegar en el caballo. En la muleta, comienza Román alargando la embestida, a su altura, sin exigirle en exceso. Coge pronto el sitio Román al astado, que aprovecha siempre la inercia y el tranco al toro para ir poco a poco afianzando la embestida en las primeras series y luego ya bajarle la mano en tres series donde llega el mejor toreo de la tarde. Al natural, dejó muletazos de mucho gusto, embrocando la embestida con suma templanza en muletazos de trazo largo y mano baja. Dos series muy buenas, fruto del trato en las primeras series. También por el derecho, cuajó Román series muy reunidas. El pinchazo previo a una estocada desprendida provoca que el público no pida la oreja. Vuelta al ruedo. Más basto de hechuras el tercero, con menos cuello, con el hierro de Salvador García Cebada. Lo recibe Jesús Enrique Colombo con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio. Tras dos puyazos traseros, Colombo quita por chicuelinas con un toro que hasta el momento mantiene la prontitud y el galope. Se arrancó muy fuerte el astado en un tercio de banderillas, en el que Colombo estuvo habilidoso para buscar el calor de las peñas con varios alardes a los tendidos de sol. En el tercer par, al violín, el astado puso el pitón a la altura de la chaquetilla, saliendo trompicado del encuentro. El público se puso en pie y corearon el inicio de muleta sentado en el estribo. Se mueve sin clase, embroque y entrega en la muleta, a media altura y embistiendo con el pitón de afuera en continuos gañafones. En ese movimiento desordenado, Jesús Enrique Colombo estructura la faena en dos partes: una, intentando doblegar las oleadas, perdiendo y ganando pasos; y otra, con varios alardes en los terrenos de sol para llegar a las peñas. Al entrar a matar, el toro se distrajo y Colombo pinchó, para después dejar una estocada desprendida al segundo intento. El público pide la oreja y saluda una ovación. Largo y fino, como sus hermanos, se monta al salir al ruedo, muy astifino con mucha dimensión entre pitón y pitón. No se define en los primeros tercios, saliendo sueltos de los capotes y de los puyazos. En el tercio de banderillas, vuelve Jesús Enrique Colombo a mostrar su comunión con las peñas. Tres pares mostrando dominio en los terrenos, en el que destacó por mérito el tercero por dentro. Comienza con una rodilla en tierra la faena de muleta, a un toro que aunque tardea tiene importancia en su embestida y va con todo. Colombo plantea una faena de uno en uno, con un toque fuerte y ganando y perdiendo pasos. Además, algunas series las remata con alardes de cara a los tendidos de sol que mostraron siempre atención en la faena. Dejó una estocada de suma contundencia, que rodó al toro sin puntilla. Oreja.   

Pamplona. Lunes 11 de julio de 2022. Feria del Toro. Toros de los Herederos de José Cebada Gago y uno de Salvador García Cebada (3º). Juan Leal, ovación con saludos tras aviso y silencio, Román, ovación con saludos y vuelta al ruedo, Jesús Enrique Colombo, ovación con saludos y oreja. Entrada: Lleno.

Festejo para mañana en Pamplona, octava de feria: Diego Urdiales, Alejandro Talavante y Ginés Marín. (Jandilla).

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