Ginés Marín corta cinco orejas en su encerrona de Santander
Ginés Marín ha protagonizado la gesta de la temporada 2022. Se ha encerrado como único espada con seis toros de diferentes ganaderías. El primero de los toros, era un toro cornicorto de Domingo Hernández que salió abanto en los primeros tercios, aunque con la tendencia de embestir con el pitón de adentro. En la muleta, dio celo Ginés Marín en el inicio, dando celo y recogiendo la embestida. Las dos primeras series sobre la diestra tuvieron mucha rotundidad, dejando la muleta en la cara en muletazos largos. Sin embargo, pronto perdió inercias y marcó querencias, viniendo en algunas ocasiones dormido en el momento del embroque cuando los muletazos iban hacia afuera. Calentó el extremeño al público en los remates por bajo hacia las tablas, aprovechando la querencia. Un pinchazo previo a la estocada hizo que no paseara la primera oreja de la tarde. Ovación. Con más expresión y cuajo fue el segundo, con el hierro de Jandilla, al que Ginés Marín le recetó un ramillete por verónicas muy cadenciosas, ganando terreno. Fue éste un astado noble, pero con la casta justa para repetir esas embestidas. Con mucho poso y fibra estuvo Ginés Marín, que puso todo lo que le faltaba al toro. Destacó una serie sobre la derecha de enorme trazo y ligazón. Enganchó las embestidas con sumo mimo, para tirar de las embestidas de forma templada y enfibrada. A partir de ahí, el astado se vino más abajo. Faena de gran inteligencia en terrenos y altura, que fue rematada de una excelente estocada. Paseó la primera oreja. Bajo de buenas hechuras fue el tercero, de Pallarés, aunque muy rematado, casi acochinado. Embistió con clase el astado al capote templado de Ginés Marín que volvió a cuajar un destacado recibo a la verónica, rematado con una media mirando al tendido. Tuvo dos series con la muleta el astado sevillano de gran ritmo por el pitón derecho, en las que Ginés Marín dejó un toreo muy reunido y de gran encaje. Acusó el toro el exceso de kilos perdiendo celo y fuelle a medida que transcurría el trasteo, aunque mantuvo siempre un buen embroque. Cuando perdió esa inercia, el extremeño buscó las embestidas a base de perder y ganar pasos. Hizo la suerte con enorme pulcritud y pureza, dejando una estocada. Oreja. Serio, de lomo recto, bajo, con buenas hechuras y acodado de pitones el toro de Juan Pedro Domecq, al que Ginés Marín recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio. Fue éste un toro que se movió en las primeras series sin salirse de los vuelos, pero que rompió a más y mejor cuando se le exigió. El extremeño se rompió con el ‘juampedro’ en un toreo muy de línea curva, de rematar los muletazos detrás de la cadera, bajando mucho la mano. Gran faena que fue ganando en envergadura a medida que se sucedían las tandas. Terminó la faena con una tanda al natural, totalmente de frente con el compás abierto, enganchando las embestidas debajo de la pala del pitón y llevándola muy larga. Dejó otra estocada. Levantó el puntillero al astado y eso hizo que el público se enfriara en una faena que debió ser premiada con dos orejas. Finalmente, el público solo pidió una que fue concedida. Muy hondo y con mucho cuerpo fue el cinqueño quinto, con el hierro de Antonio Bañuelos, que tuvo un comportamiento complejo. Exigió mucho a Ginés Marín que tuvo que emplearse a fondo para cuajar una meritoria faena. A base de toques firmes y de ganarle siempre el paso, impuso su dominio el extremeño, tirando de la embestida por abajo. Una tanda al natural fue de gran largura y poder, con la mano baja. No terminó de entregarse el astado, que tuvo una embestida recta. Pinchazo previo a la estocada. En el último arreón antes de la muerte, hizo hilo hacia toriles al banderillero Fernando Pérez, que fue volteado sin consecuencias. Fino de cabos y con menos expresión de cara fue el sexto de El Parralejo que se movió en su embestida, aunque le faltó mayor humillación y clase. Ese movimiento lo aprovechó Ginés Marín en series arrebatadas, ligando los muletazos que llegaron mucho a los tendidos. No paró en ese ímpetu al astado ni una lesión en la mano. Volvió a dejar una gran estocada, haciendo un perfecto volapié. Paseó las dos orejas. Fino de cabos y con menos expresión de cara fue el sexto de El Parralejo que se movió en su embestida, aunque le faltó mayor humillación y clase. Ese movimiento lo aprovechó Ginés Marín en series arrebatadas, ligando los muletazos que llegaron mucho a los tendidos. No paró en ese ímpetu al astado ni una lesión en la mano. Volvió a dejar una gran estocada, haciendo un perfecto volapié. Paseó las dos orejas.
Santander. Feria de Santiago. Martes 26 de julio del 2022. Toros de Domingo Hernández (1º), Jandilla (2º), Pallarés (3º), Juan Pedro Domecq (4º), Antonio Bañuelos (5º) y El Parralejo (6º). Ginés Marín como único espada, ovación con saludos, una oreja, una oreja, una oreja tras aviso, ovación y dos orejas. Entrada: Más de tres cuartos de entrada. Al finalizar el paseíllo, sonaron los acordes del Himno Nacional de España y Ginés Marín se vio obligado a saludar una ovación antes de la salida del primero. El banderillero Fernando Sánchez saludó una ovación tras parear al quinto.
Festejo para mañana en Santander, quinta de feria: Toros del Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto para Eduardo Dávila Miura, Julián López "El Juli" y Andrés Roca Rey.
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